Al cruzar la frontera terrestre o al ingresar por un aeropuerto de Estados Unidos, todo viajero—ya sea ciudadano, residente permanente o portador de visa—entra en lo que la ley califica como “puerto de entrada”, donde los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y otros representantes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) cuentan con amplias facultades para realizar interrogatorios, inspecciones de equipaje e incluso retener dispositivos electrónicos sin necesidad de orden judicial. En estos puntos de control también se aplican, desde el 7 de mayo de 2025, los estándares de Real ID, por lo que las identificaciones estatales de pasajero aéreo deberán mostrar la estrella característica que acredita su validez a nivel federal.
Derechos de ciudadanos, residentes y no ciudadanos
Los ciudadanos estadounidenses no pueden ser rechazados ni puestos en proceso de remoción migratoria, aunque sí pueden ser sometidos a inspección secundaria y a confiscación temporal de pertenencias si los agentes lo consideran necesario. En contraste, los residentes permanentes pueden enfrentar procedimientos de deportación si surgen dudas sobre su estatus—por ejemplo, si existen antecedentes penales graves o acusaciones de fraude migratorio—y tienen derecho a presentar su caso ante un juez de inmigración, no ante el agente que los detuvo . Por su parte, los visitantes con visa o bajo el programa de exención de visa suelen contar con menos protecciones y pueden ser devueltos a su país de origen si los oficiales determinan que no cumplen las condiciones de su admisión
Alcance de la autoridad en territorio nacional
Más allá de puertos formales y aeropuertos, el DHS opera puntos de control internos en carreteras y autopistas dentro de la “zona de 100 millas” desde la frontera y la costa, que incluye ciudades como Houston. En esos controles móviles, los agentes pueden detener vehículos y preguntar por ciudadanía o estatus migratorio; sin embargo, la ley exige un indicio razonable de delito federal o violación migratoria para realizar inspecciones más invasivas. Es importante recordar que, aunque la legislación de Texas obliga a identificar nombre y estatus, uno puede acogerse al derecho a no responder demás preguntas y solicitar la presencia de un abogado
Preparativos para el viaje y recomendaciones prácticas
Antes de salir de Estados Unidos, se aconseja consultar con un abogado de inmigración y llevar siempre a mano los datos de contacto de al menos dos profesionales legales, así como una copia impresa de la documentación migratoria vigente. Quienes tengan menos de dos años de residencia permanente deben portar pruebas adicionales de su estancia legal para evitar un “expedited removal” sin audiencia previa. Asimismo, resulta invaluable designar un poder notarial para que un familiar o amigo de confianza gestione asuntos urgentes y completar un formulario de cuidado voluntario para los hijos, de modo que queden protegidos ante una detención inesperada
Cómo actuar frente a inspecciones de dispositivos electrónicos
La CBP está facultada para revisar teléfonos, computadoras y otros dispositivos, y en caso de solicitar contraseñas, el usuario puede optar por no entregarlas, aunque esto podría conllevar la retención temporal del aparato y retrasos en el paso. Si se decide cooperar, es preferible desbloquear el dispositivo personalmente sin revelar claves, y en todo momento mantener la calma y solicitar un intérprete si no se domina el inglés.
Entender a cabalidad el alcance de las facultades de CBP y DHS, preparar con antelación la documentación y los contactos legales, así como conocer los límites de nuestras obligaciones—como el derecho a guardar silencio o a negarnos a firmar sin asesoría—puede marcar la diferencia entre un cruce sin contratiempos y una experiencia que derive en detención o proceso de remoción. Mantenerse informado, planear con cuidado y actuar con serenidad son las mejores herramientas para defender nuestros derechos al entrar y circular dentro de Estados Unidos.