Hoy en día, para los inmigrantes en Estados Unidos, no hay ningún lugar completamente seguro donde puedan sentirse fuera de peligro por su estatus migratorio. Ya sea en misa, en la sala de urgencias o al recoger a sus hijos en la escuela, el riesgo de ser detenidos es más alto que nunca.
La secretaria en funciones del Departamento de Seguridad Nacional, Benjamine Huffman, emitió dos nuevas directrices que refuerzan el plan de la Administración de Donald Trump de llevar a cabo una deportación masiva sin precedentes. Estas medidas eliminan protecciones clave y revierten políticas que permitían a muchos inmigrantes vivir con menos temor en el día a día.
Eliminación de las zonas “sensibles”
Una de las medidas más alarmantes es la eliminación de las zonas “sensibles”, lugares donde agentes de inmigración como ICE y CBP tenían restringidas sus actividades. Estas zonas incluían iglesias, hospitales y escuelas, sitios que por años habían sido considerados espacios de relativa seguridad.
Desde 2011, estas protecciones habían permitido a los inmigrantes estudiar, recibir atención médica o participar en actividades religiosas sin miedo a ser detenidos. Incluso durante el mandato inicial de Trump y bajo la administración de Joe Biden, estas políticas se mantuvieron vigentes, brindando un respiro a las comunidades migrantes. Sin embargo, con las nuevas directrices, estos espacios ya no son intocables.
Un comunicado oficial justifica el cambio argumentando que es necesario para permitir que ICE y CBP persigan a “criminales extranjeros”, asegurando que lugares como iglesias y escuelas no deben ser refugios para quienes buscan evitar la justicia.
Restricciones al parole humanitario
Otro cambio significativo afecta al programa de parole humanitario, una herramienta que permite a personas en situaciones urgentes entrar a Estados Unidos temporalmente. En el pasado, esta medida ha sido utilizada para ayudar a migrantes de países como Venezuela, Haití, El Salvador y Nicaragua, permitiéndoles vivir y trabajar en el país sin temor a ser deportados.
Bajo la nueva normativa, el uso del parole será mucho más limitado y evaluado caso por caso, en lugar de aplicarse a grupos de personas de un mismo país. Esto significa que, aunque el programa no se elimina por completo, será más difícil para los migrantes acceder a esta protección.
El parole humanitario ha sido clave para muchos latinos que llegan a Estados Unidos buscando un futuro mejor o enfrentando crisis en sus países de origen. Bajo las nuevas reglas, el proceso se volverá más largo y complicado, dejando a muchos en una situación de mayor vulnerabilidad.
El impacto en las comunidades latinas
Estas medidas representan un giro radical en la política migratoria de Estados Unidos. Las comunidades latinas, que constituyen una gran parte de la población inmigrante en el país, serán de las más afectadas. Lugares que antes eran considerados seguros ahora podrían convertirse en puntos de riesgo.
Si bien las autoridades argumentan que estas acciones están dirigidas a combatir el crimen, la realidad es que miles de familias trabajadoras y personas de bien están quedando atrapadas en este endurecimiento de políticas. La incertidumbre y el miedo están creciendo en comunidades que ya enfrentan múltiples desafíos al adaptarse a la vida en un nuevo país.
¿Qué sigue para los migrantes?
Ante este panorama, es crucial que los inmigrantes latinos en Estados Unidos se mantengan informados sobre sus derechos y busquen apoyo en organizaciones locales que ofrecen asesoría legal y recursos para enfrentar estos cambios. La unidad y la organización comunitaria serán esenciales para resistir el impacto de estas políticas.
Aunque el camino se ve más difícil, las comunidades latinas han demostrado su resiliencia una y otra vez. A pesar de los retos, continúan luchando por sus familias y por el sueño de construir una vida mejor en Estados Unidos.